Del viejo esquema que nos proponía nuestro aún vigente nomenclador nacional, más orientado al tarifado de las prácticas, que al abordaje del problema de la salud a nivel poblacional y donde el enfoque está dirigido al tratamiento de los problemas de salud ya consumados. Los gerenciadores de salud incluyendo al área de la auditoría médica, están virando o debiesen estar haciéndolo hacia el abordaje de los factores que desencadenan los problemas de salud prevenibles.
En ese sentido uno puede observar como problemas con alta carga de enfermedad para nuestro país, como el alcoholismo, los problemas psiquiátricos, con la depresión unipolar en primer lugar, las enfermedades cardio y cerebrovasculares y los accidentes, requieren medidas de intervención factibles de implementar tanto a nivel gubernamental como, y sobre todo, a nivel de los beneficiarios de los distintos financiadores de salud. Las resoluciónes ministeriales 83 y 84/2007 avanzan en esa dirección.
Es interesante recorrer el libro “Prioridades en salud” del DCPP (Disease control priorities project) OMS, en cuanto a las medidas aconsejadas.
Además de lo visto es imprescindible jerarquizar áreas relegadas por el sistema de pagos imperante (nomenclador mediante), como nutrición, rehabilitación, psiquiatria preventiva, que marcan hitos en la evolución tanto del paciente internado como en el desarrollo de patologías a nivel ambulatorio. En el paciente internado en cuanto a las secuelas que deja toda internación prolongada, sobre todo para el paciente añoso. En el paciente ambulatorio tanto en los cuidados domiciliarios como en la prevención de condiciones altamente gravosas como la obesidad y el tabaquismo.
Las poblaciones cerradas de los distintos financiadores son el escenario ideal para éste tipo de intervenciones. Recordemos cuanto cuesta el DALY (disability adjusted lost year) evitado con una cirugía cardiovascular u$36700 contra u$200 a 1500 en una campaña educacional para cambiar hábitos, según datos de la OMS.